Tras la vendimia y el estrujado de la uva, el mosto se convierte en vino y se embotella o se envejece y conserva en barricas de roble durante su crianza, donde se oxigena lentamente antes de ser embotellado.

Normalmente el vino lo compramos en botellas, aunque también hay vinos mas corrientes que se venden en garrafas de plástico de 5 litros o en cajas de cartón que incorporan un pequeño grifo de plástico, aunque en este caso el vino en realidad está contenido en una bolsa de plástico que se contrae a medida que se vacía, permitiendo que el vino se conserve mejor al evitar que se oxide por el contacto con el oxígeno.

Tanto el vidrio como el plástico conservan bien el vino y esa es la razón por lo que las modernas botas de vino llevan en su interior una bolsa de plástico para conservar el vino de manera aséptica y conservando todo su sabor.

Aunque las primeras botas de vino eran pellejos y pieles de animales con el tiempo fueron recubríendose con distintos productos como la brea o la pez, un líquido muy vistoso que parece sólido y que le confiere a la piel diversas cualidades, entre ellas la impermeabilización.

Las actuales botas de vino - no todas - están fabricadas con piel de serraje - la capa inferior de la piel -, pero este tipo de piel no es impermeable, así que en vez de embadurnarla con brea, lo que se hace es colocar un "doble fondo" invisible que consiste en una bolsa de plástico resistente con la misma forma de la bota de vino.

En el proceso de fabricación artesana de las botas de vino, se mete la bolsa de plástico en la bolsa de piel y se le coloca el brocal atando ambas bolsas con hilo de bramante quedando de  forma unidas y formando un solo cuerpo.

Este tipo de botas de vino no necesita curación y tan solo debe lavarse el interior con agua tibia sin utilizar ningún tipo de detergente ni producto químico ya que basta un par de enjuagues y ya podemos llenar la bota de vino solo o con gaseosa, a gusto del consumidor y teniendo la certeza de que la bota no alterará el sabor.

El vino en bota se conserva mejor que en una botella descorchada pues aunque la tapemos con el mismo corcho debemos consumirlo antes de que el aire del interior de la botella acabe estropeando el vino.

Una botella de vino abierta tiene una vida muy corta, casi inmediata. La reacción del líquido con el oxígeno puede ser muy placentera en un corto periodo de tiempo, pero a la larga acaba mermando las cualidades organolépticas del vino