Como hemos comentado en otros blogs, la cámara de aguardos es una cámara de fotos y video que funciona automáticamente sin necesidad de que nadie accione el mecanismo de grabación, ya que el sistema está preparado para comenzar a grabar cuando se detecta un movimiento delante del objetivo.

Esto es posible gracias al sensor de movimiento que la cámara incorpora en el frente de la carcasa, de tal manera que cuando alguien o algo pasa por delante de ella se activa el mecanismo de grabación.

Estas cámaras de aguardo utilizan las mismas técnicas que las cámaras de vigilancia y las cámaras espías, de manera que graban lo que ocurre de forma silenciosa y sin que exteriormente se note que están grabando.

La tecnología en este caso ha hecho uso de algo que ya existía para otros menesteres y la ha adaptado para grabar a los animales, dotando a esta moderna cámara de un sistema de respuesta tan inmediato que el objetivo graba toda la escena sin que se le pierda detalle, por muy deprisa que vaya el animal.

Safari Fotográfico

Aunque la temporada de caza del jabalí en España comienza alrededor de la primera semana de Octubre, esta se extiende hasta casi finales de febrero, por lo que los aficionados a este tipo de caza cuentan con unos cinco meses de temporada de caza mayor, dependiendo este calendario de los permisos otorgados por las diversas Comunidades Autónomas.

En este tipo de caza, la cámara de aguardos es imprescindible para “espiar” a estos y otros animales, y conocer las costumbres y las horas de paso.

Pero no solo para la caza sirve esta cámara sino que como su propio nombre indica, nos será de utilidad para los aficionados que no somos cinegéticos pero nos gusta la naturaleza.

Con ocasión de probarla para mostrar los resultados en un próximo post, decidimos colocarla en una zona de la provincia de la Sierra de Albacete, concretamente entre el Batán del Puerto y la Sierra del Agua, subiendo por un carril que nos lleva a La Vegallera.

Allí la dejamos colocada dos días, escondida en unos matorrales muy bien camuflada, y nos alejamos de allí, dejando la naturaleza igual que nos la encontramos.

El resultado fue fantástico, ya que el “carrete de fotos” era interminable valga la broma, ya que esta cámara es digital y al contrario que las clásicas que solo permiten hacer 36 fotografías, nosotros obtuvimos más de 400 fotografías, la mayoría de las cuales no tiene desperdicio.

Pudimos fotografiar a las crías de jabalíes, protegidas de la caza durante sus dos primeros años, y pudimos fotografiar un águila real en todo su esplendor, amén de muchísimos ejemplares de jabalíes que viven libremente.

El espectáculo no pudo ser mejor, y aunque la cámara de aguardos la compran los cazadores, animo a todos los amantes de la naturaleza que compren la suya para montarse un safari fotográfico de vez en cuando, ya que merecerá la pena plasmar esos interesantes momentos que nos brinda la naturaleza.