Una de las cosas buenas del verano es poder perder la mirada en una larga puesta de sol en la playa o en un amanecer en la montaña. Sin prisa, sin estrés. Si es tu caso, hoy vamos hablar un poco sobre los materiales que debes tener. Lo primero son los prismáticos y por supuesto una cámara fotográfica: una pequeña compacta puede servir para registrar muchos detalles de nuestras observaciones, el hábitat, etc. Pero para fotografiar aves se requieren equipos especiales de fotografía convencional o bien para digiscoping, es decir, fotografía a través del telescopio. La vestimenta se recomienda de colores apagados, para intentar pasar desapercibidos y no alterar el comportamiento de las aves. Los colores chillones, a veces, en lugar de espantar logran atraer aves, especialmente en zonas forestales, que acuden a dar pasadas y gritos de alarma como harían con cualquier otro predador que sorprendiesen. No obstante, es preferible, y nuestro compromiso como observadores, dejar a las aves tranquilas. Debemos llevar una mochila o bolsa de campo para portar el material de observación más otros objetos personales, ropa, un tentempié, agua, etc. Material de camuflaje para pasar desapercibidos a las aves: ropa de camuflaje, redes, mantas individuales de camuflaje. Si tu objetivo es lograr imágenes en los que además del cielo, el mar o la vegetación se capte la fauna de la zona elige un rincón donde no haya tránsito de coches ni ruidos muy estridentes. De esta manera, los animales se sentirán más confiados y se mostrarán tranquilamente integrados en su hábitat. No alteres el escenario en el que quieres sacar la foto. Además de la responsabilidad de cuidar el medio ambiente cuando te encuentres en él, tu instantánea perderá valor si no refleja la realidad tal como es. La base para obtener una buena foto de un fenómeno natural, un paisaje o un animal es la paciencia. Hay que observar y esperar el momento oportuno. Cuando el sol está más bajo es una estupenda hora ya que a estas horas se hacen las fotos más bonitas porque coinciden con el amanecer y el atardecer, dos momentos especiales que a mucho nos inspiran cosas positivas y en los que las fotografías, además, nos salen mejor porque evitamos las sombras.