Los perros son animales muy intuitivos y en poco tiempo comprenden las órdenes de su dueño siempre que este se las haga saber de la misma manera y en el mismo tono para que el perro comprenda lo que queremos decirle. Adiestrar a un perro no es fácil ni difícil, todo es cuestión de que el dueño o adiestrador mantenga el liderazgo ante el animal y le demos un premio cada vez que este obedezca una orden para que asocie la recompensa con su actuación. De la misma forma que se le da una recompensa, al perro hay que darle un castigo no dañino cada vez que haga algo mal. El castigo puede ser un tirón de correa para recriminarle y decirle que cese su actitud o una llamada e atención para que entienda que nuestro tono de voz es autoritario e imperativo y por tanto debe estar a nuestras órdenes. En esto se basa el collar antladridos que lleva un dispositivo para educar al perro y enseñarle a no ladrar cuando no debe, que consiste en un tono de atención o pitido de advertencia, seguido de una señal electrostática que molesta al perro sin hacerle daño. Teniendo en cuenta que el perro es un animal muy inteligente, enseguida captará el sentido de las señales que le transmite el collar y comprobará que si no ladra, el collar no emitirá los impulsos electrostáticos La principal utilidad de estos collares no es la de impedir que el perro ladre, sino que el perro se forme y aprenda a ladrar solo cuando deba, y no que deje de ladrar para siempre.