El ejército mongol consiguió resultados muy espectaculares en pocos años; su coordinación, flexibilidad y velocidad se asemejó a la Blitzkrieg en la II WW. En su férrea organización se basó su éxito.

ejército mongol

La Guardia Imperial o Keshik, que antaño estaba compuesta de 150 hombres, pasó a la importante cifra de 10.000 guerreros.

Eran 7.000 guardias de corps, 1.000 guardias de día, 1.000 guardias de noche y 1.000 portadores de aljabas.

Estaban dotados de guerreras negras con guarniciones rojas y armadura también negra; igualmente sus cabalgaduras, eran todas negras, equipadas con sillas rojas y riendas.

El ejército mongol estaba dividido en fase decimal.

Su unidad menor, la tropa o arban, contaba con 10 hombres.

Diez tropas eran un escuadrón o jagun, cuyo jefe lo elegían los jefes de las unidades menores y recibía el nombre de Bogatur.

Un Minggham, estaba compuesto de 10 Jagun.

Diez escuadrones formaban un regimiento o tumen.

Un ejército u “horda” lo comprendían de tres a cinco tumen, bajo el mando del mismo Khan o bien de alguno de sus generales.

El caballo era uno de los ejes centrales de los mongoles y los niños mongoles aprendían antes a montar que a andar: los ladrones de caballos eran condenados a muerte.

Los caballos eran de origen Przewalski, pequeños y fuertes, con poderosas patas y de gran reputación en las estepas.

Disponían de sillas y estribos que junto con la baticola, daban a estos una gran estabilidad.

Estos jinetes disponían de dos arcos compuestos uno para cada tipo de distancias corta y larga, sus arcos podían lanzar sus flechas hasta 350 metros de distancia.

Disponían de 60 flechas, que portaban en dos carcajs, de dos tipos: flechas ligeras para disparar a distancia y de puntas pesadas, para menor distancia.

Algunas portaban cabezas incendiarias.

Los guerreros disponían de espada corta, dos o tres jabalinas y una daga colocada en su brazo izquierdo.

Contaban también con un escudo de junco o cuero y un lazo.

Cada soldado disponía de una camisa de seda china cruda.

Esta al recibir el impacto de una flecha, se enrollaría, reduciendo el impacto y permitiendo una extracción sencilla y rápida, casi exenta de dolor.

Disponían de un protector de piel lacada, colocado sobre sus guerreras.

Además de todas estas armas.

Disponían de un pellejo que se podía inflar para poder cruzar los ríos, pues los mongoles no sabían nadar.

Una muda, un sedal, un anzuelo, un hacha, afiladores para flechas, dos botas y una olla de hierro.

Bien se podría decir que cada guerrero mongol era una unidad de combate completa.

Los materiales empleados en el arco compuesto recurvo eran perecederos y ello hizo que de esta arma temible en manos mongolas, no se encuentren pruebas físicas, al no haber sobrevivido ningún ejemplar al paso de los tiempos.