Arma blanca, larga, recta, aguda y cortante, con guarnición y empuñadura, dice el Diccionario de la Real Academia Española. La espada es un instrumento fundamental en la impedimenta de un caballero. De ello da fe el hecho de que la palabra aparezca en la obra 112 veces, la frecuencia notablemente más alta con respecto al mismo campo semántico. La siguiente es lanza, que se menciona 64 veces. Son muchas las espadas famosas en el mundo de los héroes antiguos, hasta el punto de que algunas ostenten nombre propio. Es el caso de Excalibur, famosa espada del rey Arturo, o de la conocida espada Tizona de nuestro Cid. En el mundo de las novelas de caballerías abundan las referencias a espadas famosas por su dureza y otras cualidades, no faltando las referencias a poderes mágicos. En las ilustraciones suele aparecer una espada bastante estilizada, más propia de la época contemporánea de Cervantes que de los tiempos míticos de los siglos medievales. Incluso se le da a veces apariencia de sable o florete. A tenor de lo que se nos dice al comienzo de la obra, cabe pensar que se trata más bien de una espada vieja y en no muy buen estado. La lanza es, junto con la espada, la otra arma ofensiva de Don Quijote. En la Edad Media era un arma reservada a los caballeros. Su uso decayó a partir del siglo XVI al hacerse habituales las armas de fuego y pasó a ser un arma de honor. Don Quijote recorre los campos de la Mancha a principios del siglo XVII. La figura de un caballero que cabalga armado de una lanza no debía de ser precisamente muy corriente.