Las primeras gafas de sol de la historia las inventaron los chinos en el siglo XII, pero originariamente no se utilizaron para proteger los ojos de los rayos solares aunque se trataban de gafas con cristales oscurecidos.Curiosamente las primeras gafas fueron fabricadas exclusivamente para los jueces y estos tan solo las usaban durante los juicios, y el motivo no era otro que ocultar sus ojos por varios motivos, siendo uno de ellos evitar que pudieran ver la expresión de los ojos a fin de ocultar cualquier evidencia sobre el veredicto que se daría.

Ya en el siglo XVIII el británico James Ayscough experimentó con lentes tintadas pero tampoco en esta ocasión se utilizaron como gafas de sol sino para remediar algunos problemas de visión.

El verdadero boom de las gafas de sol fue el siglo XX cuando se comenzaron a popularizar las gafas de cristales oscuros entre las estrellas del cine mudo, y fue a partir de entonces cuando el público pudo comprarlas.

Aunque el uso de cristales tintados tenía varias aplicaciones, los físicos y químicos las utilizaban en los laboratorios para proteger sus ojos en la realización de experimentos sobre todo en aquellos que se producían chispas o llamaradas que podían dañar la vista.

A lo largo de la historia los cristales ahumados también eran utilizados por los astrónomos para visionar los eclipses, un método que se sigue utilizando hoy en día.

En 1929, precisamente en Estados Unidos se comenzaron a fabricar gafas de sol económicas y unos años después aparecieron las primeras gafas de sol polarizadas.

Prácticamente en todo el mundo es normal ver personas con gafas de sol tanto en la ciudad como fuera de ellas y llevarlas se ha convertido en algo normal que corresponde más a la necesidad de protección que a la moda de llevarlas.