El corzo es un mamífero artiodáctilo que se adapta perfectamente sitios tan distintos como bosques cerrados o amplias praderas, habitando en variedad de latitudes y altitudes, llegando a acercarse a parques, carreteras y vertederos y acudiendo a beber a establos.

En España el corzo está extendido sobre todo por el norte del país, aunque hay una variedad andaluza llamada corzo morisco que habita en las provincias de Málaga y Cádiz cuya morfología se caracteriza por la ausencia del babero blanco en el cuello, además de ser de menor tamaño que las demás subespecies que podemos encontrar en la Península Ibérica.

El corzo es un animal solitario que tiene una gran capacidad de adaptación al terreno así que es fácil verlos cerca de cultivos, acequias y casas abandonadas.

Durante el mes de mayo y a últimos de abril, es cuando pueden observarse estos animales que a primera hora del día o al atardecer atraídos por la vegetación cruzan sendas y carreteras en busca de montes donde refugiarse. Casi siempre se mueven en las horas de menos luz, ya que cuando el sol está en pleno apogeo y las temperaturas son mas altas, el corzo enseguida busca un refugio.

Aunque esta especie animal es muy cautelosa, el cazador conoce sus costumbres y lo espera en sus salidas escondido cerca de zonas de siembra donde acude a comer los brotes de trigo y cebada.

Algunos cazadores utilizan reclamos para corzos que los atraen hasta la zona utilizando dos tipos de reclamos que simulan el grito de la hembra o el de las crías, con lo que se consigue atraer a hembras y machos al lugar desde donde se realizan los sonidos.

En busca del corzo

Aunque no siempre tendremos que caminar grandes distancias, en ocasiones si que tenemos que movernos por caminos y terrenos abruptos, así que no está demás que llevemos puesto un buen calzado para caza, que nos proteja el pié integralmente y permita que el pié transpire y al mismo tiempo sea impermeable.

Aunque durante la jornada no andemos mucho, si que tendremos que estar de pie la mayor parte del tiempo, y este tipo de calzado se agradece para no volver a caza con los pies doloridos.

Otro aparato que no puede faltar en nuestras jornadas de caza son los prismáticos, con los que además de vigilar a los corzos, podremos disfrutar observando la naturaleza, y acercando los objetos lejanos que el ojo humano no ve a simple vista, así que no está demás incorporar unos binoculares a nuestro equipo de caza que nos permitirá asegurarnos con mayor exactitud todo lo que observemos