El estampido proviene de los gases generados por la explosión de la munición. Cuando salen del cañón, estos gases se expanden y enfrían de golpe, produciendo el característico sonido de una explosión corta y seca. Los silenciadores  amortiguan ese sonido haciendo pasar los gases de la explosión por un tubo más largo. Normalmente, ese tubo consta de varias cámaras internas. Los gases llenan una cámara y pasan a la siguiente, disipándose de manera más eficiente a medida que avanzan hacia la salida. Sin embargo, no todo el ruido proviene de los gases. Parte del estruendo también proviene de los proyectiles. Las balas de pistola y revólver normalmente salen disparadas a una velocidad inferior a la del sonido o ligeramente superior, pero es imposible que sean completamente silenciosas. En el mundo actual, la mayor parte de las veces los silenciadores se utilizan para que el tirador no sufra daños en el oído. Se consideran aceptables los niveles de ruido por debajo de los 140 decibelios. Es un sonido más apagado, sí, pero perfectamente audible. Si el sonido de una pistola ya es difícil de camuflar, no digamos ya cuando lo que dispara es un rifle de gran calibre. Las balas de fusil, ametralladora, o fusil de asalto superan ampliamente la velocidad del sonido y llegan a desplazarse a una velocidad de entre 600 y 1000 metros por segundo. El tubo de un silenciador está compuesto de varias cámaras. La bala pasa sin problemas por los orificios que separan estos habitáculos, pero los gases de la combustión no. En lugar de salir de golpe, llenan cada cámara y pasan a la siguiente, expandiéndose de forma más paulatina y controlada, y reduciendo el ruido. Los silenciadores de armas de fuego siempre han despertado un gran interés entre los aficionados a las armas. La posibilidad de reducir el sonido de los disparos permite a sus usuarios disponer de un arma silenciosa, un arma para actuar con sigilo y seguridad. De todas las armas aptas para usar con silenciador, quizá la más popular sea la pistola. Gran parte de culpa de esta popularidad la tiene su aparición en la gran pantalla, donde gracias a la industria hollywoodiense nos hemos acostumbrado a ver a espías y agentes secretos abatir a sus víctimas con pistolas con silenciador.