Independientemente del equipo o conocimiento que tengamos, cuando nos enfrentamos a una experiencia limitante que pone en peligro nuestra propia supervivencia, el factor más importante a salvaguardar es nuestro deseo de vivir y la psicología es un elemento fundamental.

Experiencias catastróficas, accidentes, sucesos que nos amenazan y nos dejan desarmados, sin consuelo, sin seguridad, pueden dejarnos lo suficientemente desmoralizados y desmotivados como para hacernos renunciar a luchar por la vida.

El cansancio, el dolor, el desgaste, la falta de motivación, el miedo, son factores que pueden aparecer como una barrera que nos puede costar superar. 

Por lo tanto, este factor psicológico es el elemento más importante a considerar y trabajar en términos de supervivencia. A continuación abordaremos algunos puntos que contribuyen al refuerzo psicológico y a una actitud más positiva ante la adversidad.

Evaluando los riesgos más fácilmente podemos estar preparados para ellos y reaccionaremos mejor

Si bien no es posible predecir con precisión todo lo que puede ocurrir, será importante contar con uno o varios planes de acción ante posibles ocurrencias que nos ayuden a reaccionar ante estas situaciones.

Evaluar los riesgos en el área donde vive, en el lugar de trabajo o en el camino entre ambos ayudará a anticipar algunas situaciones y prepararse para ellas.

También podemos preparar algunos equipos necesarios para salvaguardar nuestro sustento durante unas horas o incluso días, como linternas, brújulas, mecheros botiquines de primeros auxilios y kits de supervivencia. Evaluando los riesgos más fácilmente podemos estar preparados para ellos y reaccionaremos mejor si se presentan.

Hoy en día, como consecuencia del desarrollo y la evolución tecnológica, somos seres extremadamente dependientes de determinados elementos y estamos cada vez más alejados del medio natural.

Esto nos hace más vulnerables y frágiles, sobre todo psicológicamente.

Ser más independientes de los factores que nos dan comodidad, pero que inevitablemente nos limitan y acomodan, es sumamente importante. 

Podemos aprender a producir fuego de forma artesanal, aprender a purificar el agua, aprender a buscar en la naturaleza los alimentos y la mejor manera de procesarlos y conservarlos, aprender a reconocer las plantas con cualidades terapéuticas, etc. 

Todas ellas son formas de asegurar cierta independencia en momentos difíciles y de no sentir tan intensamente el malestar que puede surgir tras un accidente o catástrofe.

De poco te servirá estar equipado con el equipo correcto, de buena calidad y tener los conocimientos adecuados para enfrentar una situación de emergencia si no estás psicológicamente preparado.

La psicología de la supervivencia es mucho más importante de lo que piensas

Sobrevivir a una situación de emergencia no se trata solo de lo que tienes en tu mochila, o incluso de las habilidades de supervivencia que tienes. Tu actitud puede marcar la diferencia entre vivir y morir.

Cuando tu cerebro comienza a caer en un ciclo interminable de pensamientos negativos, comienzas a perder la confianza en ti mismo. Sin confianza en ti mismo, dejas de correr riesgos. Sin riesgos, no puedes hacer grandes mejoras en tu vida.

Una situación estresante puede conducir a la depresión. La depresión puede matar tu motivación. Si te quedas quieto cuando deberías estar buscando comida, construyendo un refugio o mejorando tu postura de combate, te estás poniendo en una mala situación. 

Si no tienes las cosas configuradas correctamente, no comerás lo suficiente, te deshidratarás y disminuirá tu sistema inmunológico, por lo que te enfermarás más fácilmente, lo que puede matarte directamente o dificultar que te mantengas motivado para hacer lo que haces.

La principal estrategia de supervivencia es poner en práctica un método conocido como “STOP”

La estrategia de supervivencia es siéntate, piensa, observa y planifica.

El primer paso es sentarse, respirar hondo y hacer una sinapsis entre la situación problemática y tu cerebro. Usa la premisa y haz un acercamiento general a la situación. Con las neuronas conectadas, la orden ahora es observar y prestar atención a todo lo que te rodea.

Reconoce el medio en el que estás inserto, los riesgos, los peligros y también las oportunidades de abrigo, agua, fuego y alimento, que son los cuatro elementos fundamentales para la supervivencia. 

También es importante evaluar, elegir y recopilar materiales que puedan ser de utilidad. Solo en estos tres primeros métodos, cuando el cerebro se inserta en el entorno remoto, hará que el sobreviviente se sienta más confiado y seguro, además de eliminar la ansiedad y también ocupar el tiempo que podría ser utilizado con negatividades.

Después de completar los primeros tres métodos, pasa al último, que es planificar sus acciones. ¿Qué vas a hacer? ¿Cómo lo harás? Cuándo y en qué orden de prioridad lo harás, siempre atento a tu realidad, y también a cómo puedes ser encontrado y salvado lo más rápido posible.

Es importante pensar siempre en positivo, después de todo, ya eliminaste el pánico de tu lista y con determinación también podrás superar otros obstáculos.

Toma el norte de tus acciones y mira el lado positivo: la ansiedad también actúa como una alarma natural, una premisa humana. Aprovecha todo esto y no permitas que se salga de control y, en consecuencia, contribuyas a este sentimiento negativo que nos deprime física y psicológicamente.

Busca mejorar tu área con una buena señalización, fortalecer el refugio para resistir los malos momentos, prestar atención a la seguridad contra los animales feroces y lo más importante, con el mantenimiento integral de tu medio de vida. 

Progresa, crece y mucho más allá de sobrevivir, prospera. Es resolviendo pequeños problemas que ganamos confianza para desafíos más grandes.