Las botas de vino es una tradición española que se transmite de generación en generación. Están hechas de cuero o piel de cabra y se utilizan para transportar el vino y mantenerlo fresco. En lugar de verter vino en una copa, lo bebes directamente de la bota echándote vino a la boca.

Estos recipientes que podían contener varios litros de vino eran más prácticos que las pesadas ánforas de barro o los toneles de roble cuando la gente iba a trabajar al campo.

Tradicionalmente, se suelen utilizar bolsas de botas para beber vino, pero pueden contener casi cualquier bebida.

¿Qué es una bota de vino?

Una bota de vino es un envase de cuero para almacenar todo tipo de líquidos. Es un utensilio ligero y flexible, fabricado en piel de cabra, un cuero muy duradero y manejable, ha sido una herramienta valorada por todas las civilizaciones.

Han sufrido modificaciones con el tiempo, en un principio no eran como las conocemos, eran jícaras o decantadores de vino hechos de cuero, eran grandes y podían contener hasta 120 litros.

Ideales para el transporte de líquidos en caballos y embarcaciones, ya que son más flexibles y resistentes que los recipientes de barro o vidrio. Servían para transportar agua, miel, aceite, vino.

La bota era fundamental, ya que acompañaba a trabajadores y pastores en los largos viajes. Cuando se reunían con otras personas, compartían unos tragos de vino de sus respectivas botas, mientras charlaban.

Los campistas, excursionistas y personas con conciencia ecológica a menudo llevan bolsas para botas por una variedad de razones. Contienen mucho más líquido que muchas botellas de agua, lo que las hace ideales para largas caminatas.

Esto significa que el agua, el vino, las bebidas deportivas y los jugos se pueden mantener fríos durante varias horas. Los tamaños típicos van desde alrededor de medio litro hasta casi alrededor de 4 L

Las botas más pequeñas pueden ser más adecuadas para aquellos que las usan a diario para viajes cortos, mientras que los viajeros de larga distancia pueden querer tamaños más grandes.

Origen de la bota de vino

La bota de vino ha sido elaborada desde tiempos inmemoriales. Aunque existe conocimiento en diferentes partes del mundo y en diferentes épocas, probablemente los españoles fueron quienes más contribuyeron a su difusión y uso. El propio Don Quijote tiene muchas referencias.

En España podemos comprobarlo cada vacaciones, ya que nunca falta ese artículo práctico, que va de mano en mano entre familiares y amigos. Para descubrir su origen, debemos viajar muy atrás en el tiempo. 

La evidencia de su existencia se encontró en la antigua Grecia. Pero, en cuanto a su fabricación y origen tal como las conocemos se remonta a la España tradicional. 

Además de resultar un legado de nuestros antepasados, la bota de vino ofrece muchas ventajas: resistente, ligera, flexible, conserva el vino de forma adecuada, higiénica, atractiva y sencilla.

Originalmente, la bota de vino tiene forma de gota o de lágrima y además tiene una boca curva, lo que facilita el trasvase del líquido desde el recipiente hasta los labios del bebedor.

Cómo usar una bota de vino

Si bien que no hay mucha ciencia para beber vino de una bota, por si acaso, aquí hay algunos consejos:

Lava la bota de vino con agua. Esto es solo una precaución. A menudo, las botas, tienden a secarse y pueden volverse quebradizas y romperse fácilmente. Lava por dentro y por fuera.

Sostén la bota desde la base y apunta el brocal hacia tu boca. Aprieta la piel en la base, regulando la presión del chorro de vino hacia tu boca. Puedes extender tu brazo, manteniendo firme el flujo de vino. 

Para parar, basta con dejar de apretar. A medida que vayas practicando, puedes regular la duración de la ingesta del líquido estirando y flexionando los brazos.

Si eres un amante del vino, sin duda la bota de vino es un objeto que debes tener para disfrutar de tu vino preferido adonde sea que estés. Los tipos de botas que podemos encontrar son las botas de vinos rectas y curvadas, ahí ya es una cuestión de gustos.

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