Sabemos que la Primera Guerra Mundial, que se desarrolló entre 1914 y 1918, fue uno de los eventos más terribles que jamás haya tenido lugar. Su potencial destructivo no tenía precedentes. Una de las estrategias de combate más aplicadas durante esta guerra fue la guerra de trincheras.

En las trincheras, la vida cotidiana de los soldados era terriblemente aterradora e insalubre.

Estaba claro que ambos bandos eran ferozmente poderosos y que el más mínimo avance territorial solo se produciría a costa de miles de vidas. De esta manera, los soldados de ambos lados comenzaron a cavar trincheras desde las que intentaban proteger y atacar al mismo tiempo.

¿Qué es una trinchera?

Trinchera es un concepto que proviene de trincera, un término italiano. El concepto permite mencionar el tallado que hacen los soldados en el suelo para protegerse de los ataques enemigos.

Por lo general, se construyen dos tipos de trincheras. Por un lado, se cavan trincheras paralelas, donde los soldados se protegen mientras disparan. Por otro lado, se dibujan zanjas en zigzag que sirven de vías de comunicación entre las trincheras paralelas.

La guerra de trincheras es un modo de combate en el que los soldados mantienen su línea fija en las trincheras. Ambos ejércitos, de esta forma, se ubican en trincheras enfrentadas.

El desarrollo de las armas de fuego, que aumentaron su alcance, y la creación de ejércitos cada vez más numerosos, llevaron al surgimiento de la guerra de trincheras. 

Protegiéndose en las trincheras, los soldados tenían la posibilidad de atacar y dañar al enemigo desde una distancia considerable y, al mismo tiempo, defender su posición ante el eventual avance enemigo.

Así, el término "vida en las trincheras" pasó a ser muy utilizado en la época, ya que era la forma en que los soldados pasaban la mayor parte de la guerra, atrincherados. La vida en las trincheras tomó muchas formas y varía mucho de un sector a otro y de un frente a otro.

Por lo general, los efectivos abrían una trinchera de unos 2,30 metros de profundidad por dos metros de ancho. En el punto más alto se colocaban sacos de arena y alambre de púas para proteger a los soldados de las balas y de las bombas. Además, un escalón llamado "paso de fuego" permitió la observación de los enemigos.

Varios factores se juntaron para crear el fenómeno de la guerra de trincheras

El primero fue un tremendo avance en balística, que dificultó logísticamente los ataques frontales tradicionales. El aumento de la precisión de las armas y el aumento de la letalidad de la artillería han convertido una carga tradicional en un suicidio, lo que hace que sean necesarios enfoques más defensivos.

El desarrollo de mejores tácticas de suministro también contribuyó al permitir contener un área durante un período prolongado de tiempo con la ayuda de suministros de trenes y camiones que se acercaban a las trincheras desde la parte trasera.

Las trincheras están diseñadas para proporcionar cobertura contra la artillería. Una vez protegida en una trinchera, una fuerza de ocupación es extremadamente difícil de desalojar, porque incluso si se pueden sufrir bajas, se pueden traer refuerzos desde la retaguardia.

En realidad eran las líneas del frente, los lugares más peligrosos.

A pesar de la protección, una bomba bien dirigida o una ráfaga de fuego en el momento oportuno podía dejar heridos a varios soldados. Las muertes súbitas y los ataques inesperados eran constantes.

Además del fuego enemigo, las enfermedades también eran una amenaza frecuente para estos soldados atrincherados

En las trincheras, la vida es horrible. Durante la Primera Guerra Mundial, los cadáveres se dejaban en tumbas poco profundas en el suelo y en las paredes de las trincheras, lo que aportaba un fuerte olor al ya intenso hedor de los cuerpos sucios y las letrinas desbordadas.

Los suministros de alimentos, si bien estaban disponibles, generalmente no eran de alta calidad, y los soldados a menudo estaban cubiertos de piojos y eran propensos a infecciones graves que podían matarlos.

Siempre que era posible, los suelos de las trincheras se cubrían con tarimas de madera. La letrina consistía en un profundo agujero en el suelo lo más cerca posible del campo de batalla. 

Las condiciones en estos sitios eran invariablemente bastante sucias, con varios hombres viviendo en un espacio muy reducido, con comida desechada y otros desechos cerca de la letrina.

Además del poder de las armas, la propia trinchera era otro enemigo de los soldados que se amotinaban en ese insalubre espacio. Los muertos que se acumulaban en las trincheras eran un gran señuelo para las ratas que se alimentaban de la carne putrefacta de los cuerpos.

Entre las enfermedades que suelen contraerse en las trincheras, la 'fiebre de las trincheras', reconocida por fuertes dolores corporales y fiebre alta; y el 'pie de trinchera', un tipo de micosis que puede resultar en gangrena y amputación.

Más que una simple estrategia militar, las trincheras representaron intensamente los horrores vividos a lo largo de la Primera Guerra Mundial.

Sometidos a condiciones extremas de vida, miles de soldados murieron en favor de un conflicto en el que la competencia imperialista fue su razón principal.