El arte de la caza, tan antiguo como el mismo hombre
Cazar es una actividad primaria ejercida por el hombre desde los tiempos más remotos. Evidentemente, ha evolucionado en todo este tiempo. De todos es sabido que, durante la denominada Prehistoria, la caza proporcionaba el sustento a los diversos grupos humanos, pero con el paso del tiempo fueron apareciendo nuevas formas de vida y estructuras económicas emparejadas con avances técnicos, cuya repercusión en la práctica de la misma, en forma de trabajos y armas, permitió que se cargara de nuevos contenidos y fines. En efecto, por un lado se consideraría un medio de subsistencia. Superada la época clásica, y tras la caída del Imperio Romano, fueron otras culturas las que ocuparon el principal papel en la escena de la Historia Occidental: la cristiana y la islámica. Ahora bien, estas sociedades, tan diferentes en costumbres y religión, tuvieron en común algunos comportamientos, entre los que cabe destacar el que ahora nos ocupa: el ejercicio de la caza. La caza mayor es aquella en que se persigue a cualquier animal salvaje mayor que un zorro ordinario. Se caracteriza por el mayor tamaño de las piezas sobre las que se ejerce la acción cinegética y no en general por la forma o modalidad de la cacería. Se ejercita en España sobre una serie de especies como el jabalí, el corzo, el ciervo o venado, el gamo, el muflón, la cabra montés y el arruí. La caza menor es aquella en que se persigue a cualquier animal salvaje menor que un zorro común. La caza menor es, después de la pesca, el deporte más popular que se practica al aire libre.