Si te vas de
acampada o a caminar por destinos de larga duración, o simplemente quieres pasar la noche junto a la naturaleza cerca del río mirando las estrellas, lo mejor que puedes hacer es llevar un saco de dormir.
El
saco de dormir es el elemento que va a permitirnos pasar una noche confortable en la montaña, ya sea en una tienda de campaña o en un refugio haciendo que la temperatura de nuestro cuerpo se mantenga en los límites adecuados para poder conseguir un sueño placentero y reparador para continuar nuestra actividad al día siguiente con las suficientes fuerzas.
El saco de dormir es el mejor compañero para tus excursiones y acampadas. Un saco puede ser muy útil para dormir con total comodidad. Podemos aprovechar la
mochila o cualquier otra prenda externa y usarla como almohada para dormir más confortables.
Y si el calor aumenta demasiado, siempre tendremos la oportunidad de sacar un brazo, o abrir un poco las cremalleras para dejar escapar el calor acumulado.
Las formas más comunes de los sacos de dormir son:
Rectangular y Estrechado.
Los estrechados, o momia suelen conservar mejor el calor, ya que dejan poco espacio para que escape el calor, y ellos también se pueden compactar en un espacio menor.
Los rectangulares o transformables son bastante versátiles. Se trata de la opción más sencilla. Ya no son tipo momia sino cuadrados y por lo tanto dejan escapar el calor corporal alrededor de los hombros.
Su cremallera perimétrica permite el desmontarlo para utilizarlo como una
manta o bien conectarlo con otro saco de iguales características y transformarlo así en un gran saco dos plazas.
Para cuidar de nuestro saco de dormir lo que debemos hacer para no dañar el saco es limpiar con un paño húmedo el exterior del saco, o con algún jabón que no contenga detergentes ni lejías.
A continuación lo dejaremos secar y airear lo máximo posible, incluso después de cada uso, antes de guardarlo. También tendremos cuidado de no dejarlo expuesto al sol directo durante todo ese tiempo.