El silbato, una gran herramienta de aire.
El término silbato se refiere, por lo general, a un instrumento de viento de una única nota que produce un sonido mediante un flujo forzado de aire. Existen varios tipos de silbatos, desde los pequeños como los de la policía o los usados en los deportes, a unos mucho más grandes, de vapor, que se usan en las locomotoras o en los barcos. Hay silbatos de alta frecuencia, los cuales son prácticamente inaudibles para los humanos, pero algunos animales, como los perros, pueden oírlos. El silbato actúa al hacer que el flujo suave de aire, sea dividido por una hoja delgada afilada, a veces llamado fipple, creando un remolino turbulento que hace que el aire generando una vibración al agregar una cámara de resonancia a la base, produce el silbido. Puede ser sintonizado a una nota particular. La longitud de la cámara normalmente define la frecuencia de la resonancia. Un silbato puede contener una bola pequeña, generalmente llamado “el guisante”, que gira en el interior de la cámara cilíndrica, creando un efecto de vibración, lo cual hace que se amplifique el sonido. Si te mueves por lugares perdidos y prácticamente deshabitados, en caso de precisar ayuda resulta de vital importancia disponer de un buen silbato, los llamados silbatos de rescate y supervivencia, pues sus notas son más graves y llegan más lejos. No se puede confiar en la cobertura de los teléfonos celulares, puesto que puede fallar o, simplemente, no tenerlos a mano. Una avería importante, un accidente, pueden ser atendidos, si conseguimos que alguien nos oiga. Es crucial para los excursionistas, escaladores, navegantes y demás que, en solitario o en pequeños grupos abordan montañas o terrenos desolados, sin apenas vestigios humanos que no sean nómadas. En las escuelas, centros de protección civil y todos aquellos colectivos que desarrollan actividades en la naturaleza disponen de silbatos.