La neurosis de guerra es un término utilizado en el ejército para describir una desorganización conductual aguda vista por el personal médico como resultado directo del trauma de la guerra.

Los primeros estudios centrados en los efectos del estrés traumático en los seres humanos se remontan a la Primera Guerra Mundial y, en particular, a la atención prestada a las reacciones de los oficiales y soldados reclutados, que presentaban estados de ansiedad, depresión, problemas cardíacos. y miedos.

El resultado de la Primera Guerra Mundial fue un trauma drástico.La generación más joven creció viendo la oscuridad de la guerra.

El frente de batalla, especialmente el frente occidental, estuvo marcado por la carnicería vivida en las trincheras y un saldo de muertos de 10 millones.

¿Qué es el Shell Shock?

El término Shell Shock pasó a utilizarse para referirse a un supuesto vínculo entre los síntomas y los efectos de las explosiones de artillería. El término se publicó por primera vez en 1915 en un artículo en The Lancet de Charles Myers.

Shell Shock es la reacción de algunos soldados ingleses en la Primera Guerra Mundial ante el trauma de la batalla. 

Es una reacción a la intensidad de los bombardeos y del combate, que produjo un desamparo que se manifiesta varias veces en forma de pánico, incapacidad para razonar, dormir, caminar o hablar. 

En el caso de Shell Shock, incluso el soldado más obediente, en una situación en la que se encuentre rodeado de enemigos, perderá todo autocontrol.

Los casos de shock de guerra se interpretaban comúnmente como una lesión física o psicológica, o simplemente como una falta de fibra moral.

Aunque el término ya no se utiliza en ningún discurso médico o militar, ha entrado en la imaginación y la memoria populares y a menudo se lo identifica como la lesión característica de las guerras.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la evaluación de shock de guerra fue reemplazada por el diagnóstico de reacción de estrés de combate, que es similar, pero no idéntico, al trauma de guerra.

Más tarde, el Shell Shock fue una reacción emocional de los individuos, no física. Sin embargo, incluso después de este descubrimiento, los hombres que padecían esta neurosis de guerra fueron llevados al juzgado e incluso ejecutados por crímenes militares, incluidas la deserción y la cobardía.

Síntomas de la neurosis de guerra

¿Cómo se manifiestan concretamente estas neurosis de guerra? Se sugirió que los síntomas se debían a la fuerte estimulación sensorial asociada con el ruido de las explosiones, y posteriormente se empezó a comprobar que algunos soldados desarrollaron los mismos síntomas, sin haber estado involucrados en incidentes y explosiones particulares.

Entre los síntomas iniciales, hay que añadir el mutismo y la apatía a formas graves de ansiedad, amnesia, manía persecutoria e intolerancia al ruido.

Según los relatos de muchos veteranos, existe la sensación de estar atrapado: por un lado, muerte a manos del enemigo y, por otro, en caso de fuga, muerte a manos del tribunal militar. 

La pesadilla de una muerte siempre acechando, el ruido ensordecedor de las bombas, la luz cegadora de las llamas y los cohetes provocaron alucinaciones, disfunciones motoras, pérdida de control y desviaciones psíquicas.

Por tanto, la neurosis de guerra parece en un escape de una situación insoportable: es una especie de último recurso para ese instinto de supervivencia enterrado bajo la autoridad represiva de la vida militar.

Según Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, en una situación de guerra, el yo se siente amenazado por la combatividad de un soldado moribundo y un nuevo yo.

Y se protege de su enemigo interior refugiándose en su neurosis traumática.

La guerra obligó a Freud a reconsiderar el elemento ambiental, el peso de la realidad exterior en el origen del sufrimiento psíquico, rediseñando así el perfil del trauma cambiando el énfasis en el mundo exterior, después de haberlo introducido en el interior.

Tratamiento de la neurosis de guerra

Pacientes de la Primera Guerra Mundial, acusados ​​de cobardía y traición, llamados cruelmente idiotas de la guerra, eran llevados a hospicios donde encontraban psiquiatras.

Además de no saber afrontar una patología hasta entonces desconocida, muchas veces les aplicaban terapias rápidas, casi siempre electroshock con un único objetivo: retrasar, incluso devolver, en el menor tiempo posible, a los soldados al frente a luchar.

Los pocos médicos que seguían una orientación analítica reconocieron en la neurosis de guerra los síntomas de un conflicto interno y, con la ayuda de la hipnosis, intentaron curar a los pacientes provocando los acontecimientos desencadenantes.

El tratamiento disciplinario era similar en los ejércitos de distintos países y se basaba en administrar descargas eléctricas, gritos, aislamiento, restricciones dietéticas, amenazas, etc.

Desde el punto de vista militar, el neurótico era tratado como un cobarde que huía de sus deberes de un ciudadano.

El objetivo de esta cura inhumana era obligar al paciente a abandonar su enfermedad, que le había garantizado mantenerse alejado del frente.

Induciéndole un miedo incluso peor que el de la electricidad; pero aun cuando el tratamiento tuvo éxito, una vez que regresó al frente, sometido al fuego enemigo y a la insoportable vida de la trinchera, el paciente recayó.

Conclusión

Comprender la dimensión traumática de la guerra es esencial para comprender el impacto psicológico del conflicto en la mente humana. 

A través del análisis de las neurosis de guerra y de la respuesta del sujeto a la barbarie, podemos percibir la ruptura de los imperativos del derecho en la guerra, lo que resulta en la trivialización de la violencia y la muerte.

Se discute la relación entre lo traumático y la neurosis, destacando la importancia del momento traumático en la fijación y la repetición. 

El trabajo de Freud sobre las neurosis bélicas y traumáticas es un referente en este campo, pero también es importante mencionar las ideas desarrolladas en el psicoanálisis posfreudiano. 

Estas ideas abordan la relación entre las neurosis de guerra y el trauma y exploran la importancia de reconocer la rendición y la sumisión en el servicio militar, así como el papel de la compulsión a repetir en la experiencia traumática.

Comprender la dimensión traumática de la guerra en psicoanálisis nos permite ver más allá de la superficie de los efectos visibles de la violencia. 

Al analizar el impacto psicológico del conflicto en la mente humana, podemos buscar formas de tratar el trauma de la guerra, con el objetivo de sanar y superar el sufrimiento causado por estas experiencias dolorosas.

El traumático y neurosis están estrechamente relacionados, pues la experiencia traumática puede desencadenar la neurosis como forma de defensa y adaptación de la psique ante el trauma vivido.