El arco largo inglés aviva actualmente la imaginación de gente interesada por la historia. Aquí se mezclan imágenes de Robin Hood junto con verdades a medias y anécdotas relatadas una y otra vez. Se puede leer que un sólo arquero mataba en la batalla a cientos de enemigos, cuando no miles. 

arco largo inglés

Los aficionados creen además que las flechas podían penetrar no solamente cotas de malla, sino también armaduras.

Una de las historias más fatales y más divulgadas fue puesta en circulación por el hijo de Napoleón III cuando afirmó que un arquero podía hacer 12 lanzamientos en un minuto a una distancia superior a 200 metros, fallando solamente una vez su blanco.

Un historiador se aventuró en su entusiasmo a aseverar que también en el siglo XVIII el arco largo hubiera podido ser decisivo en las batallas.

Y que de haber contado con ellos, los arqueros ingleses habrían causado una masacre entre sus adversarios en Waterloo.

En su publicación de la editorial Osprey sobre los arqueros, este autor compara la fuerza y rapidez de las flechas con las balas del fusil Lee Enfield del inicio del siglo XX.

 Es indiscutible que el arco largo inglés era un arma formidable y muy propia de los mercenarios.

Después de sus espectaculares resultados durante la guerra de los Cien Años, otros poderes militares contrataron a los arqueros ingleses.

Por lo que se les encuentra en muchas batallas en Europa hasta el siglo XVI.

Así, sigue siendo interesante ocuparse en detalle de la historia de esta arma.

El problema fundamental de los arqueros es que necesitan una larga experiencia y mucha práctica.

No se les puede entrenar rápidamente, por lo que hay que buscarlos allí donde este arte bélico forma parte de la cultura.

Precisamente los pueblos sedentarios tenían que reclutarlos entre sus vecinos seminómadas. Famosos son los arqueros nubios en los ejércitos de los faraones.

Entre los griegos encontramos a los escitas y a los arqueros de Rhodos, donde esta habilidad era tradición.

También los romanos utilizaban a estos especialistas provenientes de sus provincias orientales o a extranjeros.

En la literatura de la Edad Media encontramos múltiples menciones al arco, y hasta se le puede ver representado en imágenes, pero se lee muy poco sobre su uso en grandes batallas.

La ballesta sacó gran provecho de las Cruzadas. Sus flechas tenían más fuerza y, sobre todo, no necesitaba tanta práctica ni habilidad como el arco largo.

La ballesta se estableció como arma propia de las milicias de las ciudades y de los marineros, y así se encontraban fácilmente especialistas en los puertos de Catalunya, el norte de Italia o Flandes.

El reclutamiento de arqueros versados planteaba más dificultades.

Aunque la guerra de los Cien Años fue el escenario principal para los arqueros ingleses, muchos de ellos buscaron su fortuna como mercenarios en otros conflictos.

Sobre todo cuando sus contratos acababan en los períodos de paz.