Lo de acordarse de Santa Bárbara cuando truena cobra sentido cuando vivimos en primera persona los imprevistos que creíamos que nunca nos podían pasar fuera de casa, y es que parce ser que a veces creemos que las fatalidades no van con nosotros.

No se trata de porcentajes ni de lamentarse cuando nos toque, sino de ser previsores y anticiparnos a los acontecimientos sobre todo cuando estamos en los brazos de la madre naturaleza y no tenemos cerca un refugio donde meternos en caso de necesidad.

Las inclemencias del tiempo quizás sean previsibles para los expertos, pero los cambios bruscos de temperatura, las precipitaciones en forma de lluvia o nieve, el viento y otras tantas cosas no pueden precisarse con minuciosidad sino en rasgos generales y por zonas amplias como pueden ser localidades y poblaciones, pero aún así, dentro de estas pueden haber zonas más pequeñas donde se desate una lluvia torrencial en pocos minutos mientras a pocos kilómetros se disfruta de pleno sol.

Los que andamos por el campo sabemos que una "nube" puede desatar una furia tremenda y descargar tanta agua que nos hará parecer estar justo debajo del Diluvio Universal, sobre todo si no llevamos paraguas, impermeables ni lonas para cubrirnos.

Por eso es importante llevar siempre un poncho de emergencia que pueda servirnos para no calarnos y protegernos no solo del agua sino también del viento por poner un ejemplo.

Los impermeables de emergencia normalmente van plegados de forma que ocupen un mínimo espacio y podamos llevarlo siempre en el coche, en la mochila o en un bolsillo de la ropa con el fin de tenerlo a mano cuando se desate el imprevisto.

Aunque los paraguas están diseñados para cubrirnos y protegernos de la lluvia, estos están mas diseñados para la metrópolis que para el campo, mas que nada porque necesitamos una mano para sostener el mango y en terreno abrupto resulta incómodo transitar con las manos ocupadas y el único artilugio útil es el bastón de senderismo y para de contar.

Las prendas que ocupan mucho solo deben llevarse en casos concretos, por ejemplo si llevamos maletero de sobra, o realmente salimos en época fría o con el día amenazando con lluvia, pues de lo contrario, cuando todas las previsiones dicen que va  a hacer un buen día, bastará con no fiarnos del todo y por si acaso echar un impermeable de emergencia.