La caza al aguardo , generalmente del jabalí, es una modalidad cinegética que consiste en esperar a los animales por sus pasos naturales que previamente hemos estudiado tras el acecho durante varios días.

Esta modalidad de caza exige mucho conocimiento del medio y bastante sacrificio por parte del cazador, ya que en los días previos  a la jornada de caza tendrá que armarse de paciencia para investigar las costumbres de estos animales.

Los jabalís y otros animales tienen costumbres nocturnas por lo que se hace necesaria la utilización de prismáticos o telescopios terrestres para su localización y seguimiento.

El cazador que utiliza estas técnicas de aguardo debe conocer no solo las costumbres genéricas de los animales que pretende abatir, sino también debe conocer el habitat en donde se mueven, y esto n se consigue en un día ni dos.

Aunque esta práctica generalmente es de caza mayor, algunos aficionados utilizan estas mismas técnicas para la caza menor con algunas variaciones.

Para efectuar un seguimiento  a un grupo de jabalíes, serán necesarias muchas noches en vela y muchas horas de paciencia escondido tras un matorral o subido a un chaparro o a cualquier pedrusco fuera del área de paso de la manada, y por supuesto sin hacer el más mínimo ruido que alerte a los animales.

El sacrificio solo es compensado con el devoto placer de la caza y solo puede entenderse si uno de verdad tiene una afición tan fuerte que no le importe pasar frío o sueño durante las jornadas de vela.

Los cazadores más preparados pueden evitarse el frío y las horas de sueño con una cámara de aguardos, que no es otra cosa que una cámara de fotos y vídeo que hace la espera por nosotros, permaneciendo oculta y escondida en un árbol o unas piedras, pero atenta al paso de los animales.

La cámara de caza tiene un sensor que detecta el movimiento, y en ese preciso momento, no antes ni después, abre el objetivo y realiza las fotos automáticamente.

Con estas cámaras el cazador lo único que tiene que hacer es acudir días después y analizar o imprimir las fotos, que también memorizan el día y la hora en cada una de las fotos obtenidas.