La culata es la parte posterior de un arma de fuego dentro de la cual se detona el explosivo contenido dentro del cartucho que impulsa al proyectil, normalmente con posibilidad de apertura para introducir este último en su interior. La culata es el nexo entre el rifle y el tirador y se debe adaptar a cada uno: al rifle en lo funcional y al cazador en su ergonomía y estética. En las pistolas, la culata es la empuñadura por la que esta se sujeta con una sola mano. También se denomina así a la parte posterior de fusiles y escopetas que se apoya en el hombro del tirador para minimizar los efectos de la fuerza de retroceso al ser disparada el arma. En los cañones, la culata suele tener una portilla por la que se introduce la munición. La culata tiene incidencia sobre la velocidad de encare, la precisión, la pegada del retroceso, el peso, el balance, la repetición y varias cosas más o menos importantes. Disparar con rapidez y precisión necesita de un encare del arma en las mismas condiciones; esto sólo se consigue si el rifle va automáticamente a su posición cuando el cazador lo levanta, y para ello deben estar perfectamente reguladas dos dimensiones: la distancia al gatillo y la caída. La distancia al gatillo se mide desde el centro de la cantonera y ésta es la misma para cualquier arma que posea el cazador. Es importante considerar el tipo de arma, ya que estas dimensiones son diferentes si se trata de escopeta o rifle, incluso para un mismo cazador. La culata incide sobre gran parte del retroceso. Al disparar, el empuje va recto hacia atrás por cañón y mecanismo, pero esto en el hombro es desagradable. Así, la culata redirige esto hacia abajo a través de la empuñadura y la caída, descomponiendo la fuerza en dos direcciones: una, que conserva la mayor parte de la energía en línea recta, y otra más suave inclinada hacia abajo hasta el hombro.