Las barras de luz química son esas que se doblan, se agitan y producen una luz fluorescente durante horas, sin necesidad de combustión o pilas. Muy útiles para señalización de emergencia, maniobras, lectura de mapas, iluminación submarina, acampadas, pesca nocturna… incluso para el ocio: pulseras y collares que brillan en la oscuridad, cubitos y bolas para decorar nuestras bebidas nocturnas y decoración para fiestas. Pero, ¿cómo funcionan? Independientemente de su tamaño o forma todas se basan en el mismo principio: la quimioluminiscencia. El DRAE nos informa que luminiscencia es la “propiedad de despedir luz sin elevación de temperatura y visible casi solo en la oscuridad, como la que se observa en las luciérnagas, los peces abisales, en las maderas y en los pescados putrefactos, en minerales de uranio y en varios sulfuros metálicos”. Entonces, la quimioluminiscencia es la luminiscencia producto de una reacción química. En una reacción química se recombinan los átomos de dos o más sustancias para formar un nuevo compuesto. Según la naturaleza de los reactantes la reacción puede emitir energía. Tal es el caso que nos ocupa. En la barras de luz coexisten dos compuestos químicos que al juntarse reaccionan. Uno de los compuestos, el peróxido de hidrógeno —al que se le llama activador— está contenido en una cápsula de cristal pequeña y frágil. Y esta cápsula se encuentra dentro de la barra de polietileno propiamente dicha que contiene un éster de fenil oxalato y un tinte fluorescente que es el que da el color según el producto químico que contenga. Al doblar la barra y romper la cápsula las dos sustancias se mezclan. Y lo hacen con mayor rapidez al agitarla. Como resultado se obtienen unos compuestos producto (no importa cuáles) y una emisión de energía (que es lo que nos interesa). Esa energía excita los átomos del tinte fluorescente (sus electrones suben a un nivel energético mayor más alejado del núcleo), para luego volver a recuperar su estado de equilibrio (descendiendo a un nivel energético menor más cercano al núcleo y más estable) proceso que logran desprendiéndose de la energía sobrante en forma de fotones, es decir, produciendo luz sin calor (luz fría). Pequeñas aclaraciones primero. La gente suele confundir las barritas de luz química con las más que conocidas pulseras luminosas, no van mal encaminados del todo, porque las pulseras también tiene forma cilíndrica y alargada antes de ser activadas y colocadas en el conector para conseguir la forma circular que las define como pulseras. Pero, la gran diferencia entre ellas es que las barritas son más grandes, más gruesas y más duras, y no se pueden doblar en forma redondeada ya que se suelen usar para otros fines. Colgantes luminosos, provistos de un cordel, el cual se hace pasar por el orificio del capuchón previamente acoplado a un extremo del colgante. Estos modelos pueden comprarse de dos tamaños de 10 cm y de 15 cm. De igual manera se puede escoger entre los colores verde, rojo, naranja, lila, azul y amarillo.