Los humanos vemos de forma muy diferente a como ven las distintas especies animales. Nuestra visión tiene algunas ventajas respecto a la de otros animales, pero también limitaciones que no sufren otras especies. Mientras el ojo humano cuenta con elementos como la mácula lútea o la fóvea que le permiten ver con una gran agudeza y detalle, los gatos, que carecen de ambos elementos, ven la realidad con trazos muy gruesos. En cambio, su ángulo de visión es muy superior al humano.
¿Cuántas veces te has preguntado cómo ven los animales, será que ven como nosotros, los tonos, los colores?
Sin embargo, no hay una visión peor que otra. La evolución ha adaptado la de cada uno a sus necesidades. Aunque las ratas vean mal a corta distancia, tienen una gran visión nocturna. Gatos y perros comparten una membrana reflectiva que, en la noche, les permite absorber cinco veces más cantidad de luz que la que puede captar el ojo humano. Los perros, con casi toda probabilidad distinguen los colores azules y rojos. También los amarillos y marrones. Pero confunden los verdes y carmines ya que su visión es principalmente dicromática. Otro aspecto interesante debido a la anatomía de su ojo es diferente a la que vemos en humanos. Esto influye en el campo visual, la percepción de profundidad, la agudeza visual o la percepción de movimiento. Al igual que pasa con los perros, los gatos también son capaces de distinguir ciertos colores. En general, su visión es muy parecida a la de los canes. Por ejemplo, su agudeza visual es bastante menor que la de los humanos. Estos animales distinguen a seis metros lo que nosotros a veinticinco. Pero ven bastante mejor en la oscuridad gracias a esa capa reflectante que compensa la falta de luminosidad. Los gatos, además, poseen una pupila vertical que les permite regular aún mejor la entrada de luz. Para poder mantener los ojos siempre en forma, como cazadores nocturnos que son, los gatos poseen una membrana nictitante que protege al ojo de cuerpos extraños.