Aunque no existe ninguna prueba fehaciente de la existencia de Guillermo Tell, su existencia aparece en relatos de los Siglos XV y XVI donde se cuentan episodios de este personaje del Siglo XIV que ha pasado a la historia convertido en un verdadero héroe

Su nombre era Wilheim Tell y cuentan los escritos que vivía en un pueblo llamado Bürglen, una comuna suiza en la que hoy en día viven unos 4.000 habitantes, en donde puede visitarse el Tell Museum, un museo dedicado íntegramente al personaje y a su época. La anécdota más conocida de Guillermo Tell La vida de  este personaje ha sido representada en novelas, comics, obras de teatro, y llevada al cine en el año 1934 por el director de cine Heinz Paul aunque después se protagonizaron muchas mas películas del legendario arquero, popularizándose también en una serie de televisión de los años 50. Todas recogen la anécdota que representa el centro de atención de la historia de Guillermo Tell, cuando cierto día pasaba por la Plaza Mayor de Altdorf, - donde actualmente se encuentra el monumento conmemorativo de Guillermo Tell con su hijo - , donde las autoridades habían colocado un sombrero que simbolizaba al soberano de la Casa de Habsburgo. Tell no se inclinó ante el sombrero como era costumbre obligada, y la noticia corrió como la pólvora hasta que llegó a los oídos de Hermann Gessler, gobernador de Altdorf quien conocedor de la fama de arquero de Tell, mandó que lo trajeran junto a su hijo, colocándole a este una manzana sobre la cabeza y obligando al padre a disparar, con la promesa de que si atravesaba la manzana con la flecha sería perdonado por la ofensa, pero si erraba el tiro o se negaba a disparar sería condenado a muerte. Guillermo Tell tenía muchos accesorios para ballestas así que modificó el arma para que pudiera disparar una segunda flecha ya cargada. Después de acertar de pleno en la manzana, el gobernador le preguntó que sentido tenía la segunda flecha si solo tenía una oportunidad, a lo que el arquero contestó con sinceridad diciendo que esa segunda flecha estaba preparada para atravesar el corazón del gobernador en caso de que la primera hubiese podido herir a su hijo. El gobernador enfureció por la respuesta y mandó encarcelar a Tell pero durante el trayecto en el barco en el que fue transportado se vieron envueltos en una tormenta y Tell se hizo con el control de la nave, llevando a tierra a los guardianes y al mismísimo gobernador que les acompañaba al que una vez desembarcado mató con su segunda flecha para defender su vida, y el hecho desencadenó la sublevación de los cantones suizos de  Schwyz, Unterwalden y Uri  contra los Habsburgo