El origen de la bayoneta fue casual, en la ciudad francesa de Bayonne. Era la mitad del siglo XVII; los soldados estaban inmersos en guerras irregulares de carácter rural. Durante la lucha se quedaron sin pólvora ni proyectiles, y para salir del paso, se dice que tomaron sus cuchillos y los ataron a los inútiles mosquetes, creando así una suerte de lanzas improvisadas con las cuales se defendieron. Esta invención, fue rápidamente adoptada por los ejércitos europeos para la segunda mitad del Siglo XVII, cosechando un gran éxito en diversos países. Las bayonetas, invento netamente europeo, se asociaron así al arma de fuego, volviendo a introducir las armas de filo en el arsenal occidental. Finalizada la guerra, los cuchillos fueron cambiando, y por lo tanto también lo hizo la bayoneta. La Segunda Guerra Mundial vio el nacimiento y afianzamiento de la figura del comando, soldado de operaciones especiales que hacía un amplio uso del cuchillo, desde la eliminación de centinelas hasta la construcción y eliminación de trampas. La experiencia ganada en estos casos posiblemente se permeó hacia los cuchillos regulares que usaban los soldados comunes, y más tarde hacia sus bayonetas. Los cuchillos actuales tienen mangos cómodos, hojas sólidas y ya no tan largas, aunque sí son más anchas. Casi siempre de un solo filo, a veces la parte inferior de la hoja está serrada para mejorar la capacidad de corte sobre sogas, tela, etc. Aunque pueden ser usados como bayonetas, este es solo un uso más de esta herramienta. Algunos cuchillos incorporan destapadores de botellas, mientras otros, en conjunción con sus fundas rígidas, pueden ser usados para cortar alambradas. La bayoneta es un arma blanca muy afilada, que se acopla o cala al extremo del cañón del fusil o de la carabina para combatir cuerpo a cuerpo. En la actualidad, aunque se cuestiona el uso y entrenamiento de este arma, prácticamente todos los ejércitos del mundo continúan dándoselo a sus soldados, para el caso en que, como ha sucedido siempre, el enemigo llegue al cuerpo a cuerpo. Por lo general, la bayoneta no se utiliza cuando el fusil se está disparado, principalmente porque el peso extra perjudica la puntería. Los fusiles se diseñan para ser usados sin bayoneta, y por lo tanto el peso en la punta no solamente cambian la forma en que el soldado lo empuña, sino que también alteran el balance del arma en sí, haciendo que reaccione de manera diferente al disparo normal. Otra razón por la cual la bayoneta no va siempre calada es porque hace más larga al arma, lo cual puede dificultar su uso en ciertos escenarios, como la jungla tupida, una ciudad o edificio, etc.