Se llama poda al proceso de recortar un árbol o arbusto sin flores con el objetivo de embellecer su follaje y trabajar su forma para aumentar el rendimiento y también para prevenir el riesgo de caída de ramas al mismo tiempo que se controla el  tamaño del árbol.

La poda también se utiliza para conseguir que el árbol tome una forma determinada que permita integrarlo en el entorno, por ejemplo para evitar que las ramas traspasen una valla divisoria o como en el caso de las parras permita guiarla a través de alambres hasta conseguir la forma deseada.

Para una poda profesional se utiliza una tijera de poda eléctrica que permite realizar un corte limpio que beneficiará a la planta puesto que cicatrizará más rápidamente que si el corte se realiza mediante un serrucho manual.

La época más favorable para podar coincide con la de menor crecimiento de las plantas, así que se realizará desde mediados de noviembre hasta finales de marzo, pero hay que tener la precaución de no podar en días de hielo.