Los que hemos abierto un termo después de que pasaran muchas horas desde que lo llenáramos, nos hemos sorprendido de que después de tanto tiempo aún mantuviera el líquido caliente, incluso aunque la temperatura exterior fuera demasiado baja.

Un termo es un envase hermético preparado para mantener las bebidas a su temperatura, y hoy por hoy no hay ningún otro tipo de recipiente que sea capaz de mantener el líquido caliente incluso después de tantas horas.

El secreto está en su interior que es mucho más pequeño que el exterior, debido a su "doble pared" formada por dos cuerpos de vidrio unidos, cuyo interior está vacío, pero en toda la extensión de la palabra, ya que el espacio entre ambas capas de vidrio se encuentra "al vacío" para generar un aislamiento térmico por conducción y convección, ya que al no haber partículas en este vacío es prácticamente imposible transmitir la energía de un lado a otro de las capas.

Las capas de vidrio se someten a un pintado de color plateado por una cuestión de índole científica, ya que el color plateado evita la radiación gracias al reflejo que producen las paredes del interior del termo.

Estos termos se utilizan a diario por miles de personas para mantener el café u otras bebidas lo suficientemente calientes como para saborear una taza de té en mitad de una montaña nevada, porque el termo no solo impide la salida del calor, sino también la entrada del frío al interior.

Los primeros termos se comenzaron a fabricar en el año 1904 por la compañía Thermos GmbH y de hay precisamente proviene el nombre de este utensilio (Thermos significa calor en griego)